Es bien complicado el definir las pasiones que uno posee.
Una pasión es quizás lo más importante en la vida de cualquier ser humano. Las pasiones
te definen y definen tu pasado, presente y futuro. Las pasiones dan las metas a
seguir; dictan la esencia de de nuestras vidas. Las pasiones son las que nos
hacen levantarnos cada mañana de las camas; nos mantienen andando y nos permiten
sobreponernos a todo. Las pasiones son una fuerza imparable que nos permiten
superar cualquier cosa.
Hay varios tipos de pasiones en la vida de un individuo.
Pasión por un hobbie es de los más comunes. Cuando queremos y necesitamos tanto
un pasatiempo para desestresarnos, para pensar y simplemente para enfocar
nuestra atención en algo cuya relevancia es inferior; descansar la mente del
día a día. La mayoría de las veces ese pasatiempo es invaluable; porque nos
mantienen concentrados y evitan que nos descarrilemos. Es una pasión
complementaria. Es un enrome “bonus” o “plus” en nuestras vidas.
Otro tipo de pasión, y quizás el más confuso, es pasión por
otra persona. Esta pasión se da cuando se está enamorado. Se resume a la
necesidad de compartir el día a día con alguien; alguien que te entiende,
comparte tus alegrías y desgracias; un compañero de aventuras; alguien que
complementa la vida. Ahí es donde está la confusión; muchos creen que esta pasión
es primordial; e inclinan la definición de “pasión” hacia esa rama; la pasión
por otra persona, por lo carnal. La verdad es que están equivocados; esta
pasión es complementaria, no es esencial. Quizás sea el extra más grande y más
importante, pero sigue siendo eso, un extra.
Si esa no es la pasión verdadera o primordial, entonces,
¿cuál es la pasión principal? Sencillo, la pasión primordial es el camino que
decidamos recorrer en nuestras vidas. Algunos la llaman esa pasión laboral;
pero definirla así creo que está mal hecho. Dado que, depende más de lo que
hagamos que con dónde trabajemos. Esa pasión que define nuestro camino, que
define nuestras vidas; es ese “sueño” en el que te ves en unos años; es ese “cuando
sea grande…”; esa es la verdadera pasión, lo demás son extras, son acompañantes
en el camino, pero un camino que ya está trazado.
Aquí es cuando la cosa se enreda. He definido mi problema en
que carezco de la pasión primordial. Es verdad, la universidad es un lugar en
el que uno debe salir, no sólo preparado con herramientas básicas para seguir un
camino, sino con un camino trazado. Cuando uno sale de la universidad uno ya
debe tener claro lo que quiere hacer. Ahora, yo, ya ingeniero de la república,
no tengo rumbo. No sé hacia donde irme, dónde voltear o qué camino seguir. La
gente a veces me pregunta, ¿pero en qué eres bueno? Yo me rio un poco (y esto
va a sonar demasiado egocéntrico), respondo “en todo”. Es una maldición, el
poder ser capaz de hacer cualquier cosa que me proponga, y “brillar” en
cualquier ámbito lo hace demasiado difícil.
Desde antes de entrara a la universidad, sabía que esto iba
a ser un problema; pero realmente pensé que lo iba a poder descifrar antes de
graduarme. Lamentablemente no lo hice. Siempre me dijeron que yo podía hacer lo
que sea; a donde sea que fuera, me iba a ir bien. Excelente, un cerebrito que
hace lo que sea; pero a la hora de la
verdad, “lo que sea” es muy grande. Esta es una era en la que saber “de todo un
poco” no sirve de nada; en esta era hay que saber “mucho de algo”. Estamos en
una era de especialistas. Para eso te “entrena” la universidad, para que elijas
tu rumbo y te conviertas especialista en lo que te gusta y eres bueno.
Yo estoy claro que cual sea mi decisión, voy a brillar. No importa
el rumbo, voy a ser de los mejores. El problema no es “tener éxito” en el
camino, es que ese camino no me llenará. No es algo por lo que sienta pasión.
Algo que siempre he envidiado de mi mejor amigo, es su pasión a lo que hace; y
que además está trabajando por su sueño; es admirable. Ya tiene claro lo que
quiere y lo está buscando a toda costa. Los ojos le brillan cuando hace tareas
de lo que quiere, o cuando trabaja en lo que ama. Lo envidio, y demasiado.
Ahora, nace mi segunda preocupación. No sólo me encuentro en
una situación terrible, sin rumbo, sin pasión, sin nada; también estoy tratando
de llenar ese vacío con las pasiones complementarias. Lo cual es terrible. Creo
que es por eso que mi necesidad de “tener a alguien” es tan grande, y por eso
soy tan intenso. Porque sé que en mi vida me hará falta esa pasión; entonces le
doy un énfasis y una importancia ABISMAL a tener a ese alguien con quien
compartir, a quien mimar, a quien querer. Además, que también explica mi
obsesión por el casino (para odio de mi familia y de muchos amigos); hago lo
mismo que con la pasión de ese alguien, darle una importancia superlativa.
Estoy en aprietos, y sinceramente no me veo solucionándolos de
una manera correcta. Sé que no encontraré esa pasión; y el tiempo se me acabó.
No puedo estar perdiendo tiempo buscándola, debo tomar una decisión y seguir
con ella hasta el final. Que alentador mi futuro, un futuro brillante pero que
oculta una miseria increíble. Mientras tanto, estaré dándole una gran
importancia y necesidad a “tener a alguien a mi lado”. La verdad es que ya van
varios años en los que he estado “solo”, y no he aprendido a realmente estarlo.
Seguro esa es la causa. Lo peor de todo es que no aguanto, y dudo que aguante
otro año así….solo.
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