Tuesday, March 22, 2011

Tarde pero seguro


Como era de esperarse ya la primera amenaza de una gran discusión en el grupo salió a la luz. La presión de las eliminatorias nos tienen algo tensos. Son 3 semanas y realmente no nos sentimos bien preparados. Personalmente después del ensayo del miércoles, estaba optimista; logramos montar 3 vueltas inventadas, y “el tope” que ya estaba lista la picamos en varios pedazos para darle fuerza a la secuencia. Pero el ensayo del viernes fue terrible y salieron muchas rivalidades y hostilidades a la superficie; no terminaron de aparecer, pero si fue una primera amenaza.

El ensayo del viernes fue un desastre. Todo empezó sutilmente. Chris se tuvo que ir al ensayo de Amateur, y Nati está recién operada y no nos puede dar clases; por eso, nos dejaron con Edu y la Peque como profesores. Todo parecía estar bien, hasta que les fuimos a enseñar las vueltas que habíamos montado el miércoles anterior. La gente se empezó a comer viva; todos hablaban y gritaban encima de los demás; fue caótico. La Peque trataba de controlar la situación, pero sola no podía; a Ed le faltó algo de carácter. Después de mucho, logramos enseñar a los que faltaron el miércoles, las vueltas. Entonces comenzamos a practicar.

Todo estaba previsto para que los que propusieron cantar en la rueda (Víctor y Kfu) cantaran las ruedas para practicar. Víctor lo hizo bastante bien, considerando que sólo se cantaron las vueltas montadas. Cuando le todo a Kfu cantar, se equivocó en agarrar el tiempo y comenzamos a bailar en 5. Lo primero que nos dijeron es que en la rueda social, para las eliminatorias lo PRINCIPAL es seguir al líder. Empezando porque así se mantiene la uniformidad del grupo; y que no deja de verse bien la rueda. Muchas personas, no le hicieron caso, y comenzaron a bailar por su cuenta; colocando caras terribles y pedantes. Esto pasó varias veces. Nosotros sabemos que Kfu no debería de cantar en la eliminatoria, creo que hasta él mismo lo sabe, pero no es para denigrarlo y comenzar a pelear otra vez.

Después de esto todo fue bajando, la gente perdió la motivación y las vueltas comenzaron a no salir bien; ni una. Hasta el final del ensayo fue una lucha, y la mayoría ya estaba muy enfadado o muy derrotado como para continuar. En ese momento nos sentamos y comenzamos a hablar. Muchos tenían la actitud equivocada; incluso dándole la espalda al grupo; lo cual echó más leña al fuego. Nadie esperaba un turno para hablar, y hasta Oswaldo que jamás se molesta y es demasiado niño bueno, tuvo que gritar para ser escuchado. Luego, uno de nosotros, que además no había ido el miércoles y no se sabía las vueltas dijo: “esto es un desastre y todos están haciéndolo malísimo, no hay nivel y así yo no me voy a montar en tarima”. Obviamente ahí yo me puse histérico; empezando porque todo comenzó explicándole a él las vueltas. Pero me contuve, y creo que varias ahí nos contuvimos de pelear, por el simple hecho de que no estaban ni Nati ni Chris. Si nos vamos a insultar unos a los otros, me parece prudente que nuestros profesores estén presentes. Es un tema que hay que solucionar entre todos y lo antes posibles. Porque con las asperezas y las relaciones tan tensas como lo están, todo se va a ver reflejado en tarima y va a ser un caos. Ya veremos qué sucederá este miércoles.

Tuesday, March 15, 2011

Desde Lejos.



Hoy ha sido uno de eso días en los que me has hecho falta. Necesito hablar contigo. Daría todo por una palabra tuya; por verte. Daría todo por ver tus preciosas manos; que te arreglas sólo para mí. El efecto que tienes en mí es sin duda único. No dejo de pensar en ti y de lo mucho que te necesito; tú me das la luz. Quiero mirar tus ojos que me conocen; que saben cada pensamiento que pasa por mí, sin necesidad de convertirlos en palabras. Daría esta y otra vida sólo por oírte respirar. Tú haces bello cualquier desastre, cualquier pelea. Desde lejos no dejo de amarte.


Tengo a los ángeles como testigos, mi amor por ti no tiene límites. Ellos ahora lloran. Lloran porque no estás donde deberías estar, porque tu lugar es aquí conmigo y no donde estás. Tus labios deberían estar junto a los míos. Tus manos están destinadas a estar entrelazadas con las mías. Dios me dio brazos, sólo para abrazarte y no dejarte ir. De pensar en ti, mi corazón late más fuerte, mis manos comienzan a sudar, y nace un nudo en mi estómago. No voy a decir que no puedo vivir sin ti, porque si puedo. El problema es que no quiero. Me rehúso a seguir extrañándote; me rehúso a seguir pensándote. Desde lejos no dejo de necesitarte.


Tu aroma me atormenta, se quedó impregnado en mis sábanas para no irse jamás. No existe en este mundo algo más dulce y a la vez más letal. Tus susurros no me dejan dormir; necesito que me hables, que me digas lo mucho que me quieres. En no puedo verme en el espejo sin ver tu reflejo y siento mil cosas a la vez. Intento seguir tu consejo, intento encontrarte; pero te he buscado en todos lados, he visto infinitas lunas pasar, pero ninguna me enamora. Niña, quizás tú no lo sepas, nunca lo supiste, pero me traes loco; loco de amor. Eres una necesidad, una droga, una parte de mí. Tantos recuerdos, tantos momentos juntos. Desde lejos no dejo de pensarte.


Yo sé que tú no tienes la culpa. No tienes la culpa de ser perfecta. Sexy, inteligente, amante de los deportes, pícara, inocente y perseverante son pocas de las cualidades que tienes. Me encanta que me tengas y que me necesites, pero por elección propia; porque no hay nadie más independiente que tú. Me encanta que seas tan arreglada y te preocupes por lucir bien; pero para mí. Quisiera que saliera de mi cabeza, pero es imposible. Tú le das sentido a todo. Estoy esperando el día para verte despertar. Desde lejos no dejo de extrañarte.


¿Cuándo será que entres en mi vida? ¿Cuándo será el día que te enamores de mí, así como yo estoy enamorado de ti? ¿Cuándo será el día en que dejarás de ser una extraña? ¿Cuándo dejarás de ser una ilusión y te convertirás en mi fantasía? Desde lejos no dejo de rezar para algún día conocerte.

Carnavales en Mérida 2011 – Día 5. La venida



Nos levantamos muy temprano el día martes, porque queríamos evitar las enormes colas en Valencia. Algunos de nosotros preferimos no dormir. A las 4:30 de la madrugada ya estábamos casi listos para partir. Cerramos la casa y les dejamos todos a Vicky, Alfredo y Mingo, que ellos se regresaban en avión el miércoles. Todo parecía que iba a estar bien.; salimos a tiempo y estábamos haciendo buen tiempo. Ya para las 7 de la mañana estábamos subiendo el Páramo. El carro de Carlos comenzó a fallar nuevamente pero pronto iba a responder; no fue tan critico como la ida. Nos tardamos un poco ahí pero todo bajo control. Logramos ver el amanecer en pleno Páramo; simplemente precioso. Nos detuvimos a desayunar ahí mismo. Hacía un frío diabólico para mucho; todos pedimos chocolates calientes o cafés para calentarnos; tardamos demasiado desayunando y perdimos tiempo valioso.

Luego comenzamos a bajar las curvas del demonio. El viaje se hacia pesado y aburrido; cosa que no sucedió en la ida. Muchos dormían; sobretodo los que no habían pegado los ojos en la noche. Todos menos yo, porque no puedo dormir en cosas que se muevan; ni aviones, ni carros, ni autobuses, ni barcos, ni nada. Menos mal que no puedo; porque en nuestro carro íbamos Daniel, Adri y yo. Adriana cayó muerta por gran parte del recorrido, sobretodo las curvas del infierno; así que fue mi deber como copiloto (aunque iba en el asiento de atrás) de mantener a Dani distraído. Hasta ahora todo iba de lo mejor, nada de hostilidades y aunque el camino estaba tedioso, era ameno. Ya comienza a pegar el calorsito y todos comienzan a despertarse. Al despertarse la mayoría necesitaba ir al baño, así que nos paramos infinitas veces; lo cual hizo que perdiéramos más tiempo. Después vino el crucial momento en el que Pio decidió volverse a meter por Barquisimeto; lo cual era una desviación de casi 100 Km y de mas de hora y media. Nuevamente no nos hizo caso cuando le dijimos que nuestros GPS decían que por ahí no. Por ende, terminamos desviándonos notablemente en el recorrido. Esto marcó un estado de ánimo; sobretodo para, una ya harta, Adriana.

Comenzaron los pleitos y la hostilidades por radio en las que se le criticaba a Pio de que hacía lo que le daba la gana sin pensar en los demás. Luego, nos detuvimos nuevamente porque la camioneta de Ramón empezó a fallar nuevamente. Ya estábamos inmensamente atrasados; Daniel sólo pensaba en la cola que nos iba a agarrar y en cómo tratar de contentar a Adri. El ambiente en la camioneta con Adriana se tornó muy feo. Ella no hablaba, y lo poco que decía era feo, hostil e hiriente. Daniel pasó fácil unas 4 horas tratando de agarrarle la mano; ella nunca lo dejó. Se podrán imaginar vivir esta hostilidad de pareja desde el asiento de atrás y tratando de animar la situación; misión imposible.

Nos volvimos a detener como parada del baño; esta vez fue cerca de un puesto de Quesos. Yo vi la gloria. Me bajé y compré 2 potes de uno de mis quesos favoritos; el de trenza. Ya lo único que pasaba por mi mente era el hacerme una arepa y devorarme ese queso. Entre tanto problema y comentario, la gente empezó a sentir hambre. Querían volverse a detener. No sé si era pro Adriana o por él, pero Dani estaba rehusado a detenerse, y aclamaba que quería llegar a Caracas lo antes posible. Esto generó un par de horas de peleas extras. Hasta que un grupo, conformado por Chicho, Carlos y Pio se pararon en Valencia a comer en McDonald's. Daniel, Alfredo y Ramón decidieron seguir. Al separarnos creo que todo mejoró en general. Aunque el ambiente dentro de la camioneta seguía infinitamente hostil.

Nos encontramos un poco de cola entrando a Caracas, pero nada del otro mundo. Gala, la novia de Alfredo, sugirió comer en el McDonald's de la Trinidad. Ya que, Minimi tenía que cambiarse de carro para la camioneta de Daniel, quien lo iba a llevar a su casa. Comimos volando, o al menos yo, más que todo por miedo a que Adriana me comiera a mi, o se tragara a Daniel. Rápidamente ya estábamos en curso nuevamente. Daniel dejó a Adriana en su casa; Mini y yo ayudamos a descargar todo. Luego me dejaron en la mía. Pude bañarme y ser feliz. Porque no hay mejor sentimiento, que el de haber llegado a casa. Sobretodo en viajes que no resultaron tan exitosos como debieron ser.

Carnavales en Mérida 2011 – Día 4. Champiñones al Vino con Hamburguesa



El día comenzó igual que todos los demás; sólo que con varios en la casa callados del ratón. Por supuesto, yo no tenía nada. Yo desconozco el significado de esa palabra, gracias a Dios. Nuevamente se entró en discusión sobre las actividades del día. Una parte del grupo quería ir al pico de Nieves o Las Nieves, algo así. Por supuesto, el team trucha no quería; pues nosotros fuimos a conocer Mérida; no las adyacencias. Así que decidimos separarnos nuevamente. Mientras ellos iban a su pico en no sé dónde; nosotros íbamos a ir al centro a desayunar. Rápidamente todos se entusiasmaron con la idea de unas arepitas andinas en la Plaza Bolívar. Así que decidimos ir todos al centro.

Todos comenzamos a seguir a Pío que en su GPS tenía el destino. Nosotros también lo teníamos y además habíamos ido el día anterior; así que cuando le dijimos 3 veces que no era por donde se estaba metiéndonos, él ha debido escuchar. Sin embargo, no lo hizo, y terminamos prácticamente en El Vigía. Ellos se detuvieron a comer en la plaza Bolívar de El vigía; nosotros, el team trucha, decidió devolverse e ir a la Plaza Bolívar de Mérida. Así que nos dirigimos hacia allá y fue donde desayunamos unas arepitas andinas que estaban bastante buenas; aunque nos costó un poquito encontrarlas.

Después de desayunar decidimos caminar por ahí. Por supuesto en dirección de la heladería Coromoto; la famosa heladería Guiness. Al llegar a la heladería estaba cerrada, diciendo que abría en casi un par de horas, así que decidimos esperar caminando. En este momento Mafe se comenzó a sentir mal. Decidimos ir a la farmacia; donde no tenían nada. Nos recomendaron ir a un ambulatorio que estaba cerca. Así que seguimos caminando hasta que encontramos el Barrio Adentro. Allí estuvimos esperando como una hora y media, para que la doctora le dijera que se “tomara un café cubano (negro) y un agua con azúcar”.

Por fin fuera del Barrio Adentro caminamos de regreso y la heladería ya había abierto; así que decidimos entrar. Dani y yo teníamos un solo objetivo; pedir un helado realmente grotesco y otro bueno, raro pero bueno. Él decidió comprar caraotas y carne como su grotesco y Susy con Coca Cola para el “bueno”. Adriana pidió el de galletas María y uno de un trago que no recuerdo su nombre, pero contenía vodka y whiskey. Luijo pidió de jojoto y queso, que sorprendentemente estaba muy bueno. Alfredo pidió Rosas y Solera. El resto no recuerdo que pidieron. Yo pedí el de ping pong con un trago que se llama “me rindo a tus pies” por el bueno; y el desagradable fue de Hamburguesas y champiñones con vino; que tenía pedacitos de champiñones. Fue literalmente la cosa más desagradable que he probado en esta vida. Pero valió totalmente la pena.

Después de eso fuimos a la Plaza del teleférico a ver si estaba abierto; no lo estaba. Nos divertimos por ahí e incluso Minimi se levantó a un par de travestis. Del resto normal. Fuimos al mercado porque quieran comprar más maíz salado. Al salir del mercado Mafe comenzó a vomitar. La mejor decisión era la de volver a la casa y ver qué se hacía allá. Realmente no podíamos seguir paseando con ella en ese estado. Inmediatamente nos comunicamos con los otros. Ellos estaban en la heladería; aparentemente nunca llegaron al pico al que querían ir. Les pedimos las llaves, y hubo una pequeña discusión por comprar hielo y agua. Que se resolvió bastante rápido. Fuimos a la casa, nos preparamos cena, jugamos dominó mientras los otros llegaban.

Llegaron los demás y comenzamos a beber. Todo tranquilo, un poco de musiquita y todos decidieron volverse nada la noche antes de agarrar carretera; si, bastante astuto de su parte el agarrar un viaje largo con ratón. Se dieron unos premios, tal cual campamento, con todas categorías diferentes, siendo las botellas de ron las estatuillas doradas. Luego, unas partidas de truco alegraron a los pocos que no estábamos en el juego desquiciado del diablo que inventó Carlos en los que más de uno terminó vomitando por la ventana. Al final, todos fueron cayendo, yo decidí no dormir, porque no iba a despertarme a las 3:30 para viajar. Pocos fuimos los audaces que lo logramos.

Carnavales en Mérida 2011 –Día 3. La Corrida



El team trucha había decidió la noche anterior que queríamos conocer Mérida realmente; no las adyacencias ni montañas que lo rodean. Así que nos levantamos bien temprano, nos bañamos, y nos lanzamos al pueblo; específicamente al mercado y allí desayunaríamos. Así fue, los demás creo que seguían dormidos cuando partimos a conocer. Ya en el mercado, compramos un par de cositas. Todo el concepto simplemente enloqueció mi mente. Algo que no había visto.

Al llegar, tenía estacionamiento; primera cosa que me impresionó. Un gentío pasando y un poco de puestos de venta. Nuestra primera parada, comida. Nos comimos unos pastelitos andinos que estaban divinos; y la salsa era simplemente de otro mundo. Después de comer, el team trucha decidió que lo mejor era separarnos y vernos en una hora en un punto de encuentro. Luijo, Dani y Adri fueron mis acompañantes mientras recorríamos el sitio. Es un gran edificio, con 3 pisos, lleno de buhoneros o vendedores informales. Pero llegando a un punto de formalidad en el que habían puntos de ventas comunes; y algunos locales tenían los suyos propios; segunda cosa que me impresionó. Dentro, cada puesto vendía varias cosas, podían ser artesanías, o comida y dulces típicos, o ropa y cobijas, e incluso una galería de arte. Después de unas compras esporádicas, se nos agotó el tiempo y era hora de partir.

En vista de que sabíamos la cantidad de alcohol que iba a entrara por nuestras venas; la mejor opción era almorzar, y hacerlo en grande. Así que decidimos ir a La Nota. Este sitio es la combinación perfecta entre un McDonald’s, un TGI Friday’s y calle del hambre. Un sitio que proporciona un menú tan variado que tiene desde granjeros y hamburguesas, las cuales se nota que acaban de matar a la vaca de lo deliciosas que están, hasta parrillas, papa, arroz, etc. Además tiene todas las salsas de los perreros y de los puestos en calle del hambre; esas salsas que le dan tanto sabor. La nota fue una nota. Allí nos encontramos con el resto del grupo y no dirigimos hacia lo más relevante del viaje, disfrutar de la corrida.

Ya en la plaza de toros, logramos estacionar sin problema. Chicho estaba muerto, claro después de la pea de la noche anterior cualquiera lo estaría, y se quedó en el carro durmiendo. Mientras muchos llenabas sus botas al estilo “Home Made” de ron y coca cola, yo decidí tener mi acercamiento con los gochos y vivir la experiencia como debe ser. Me acerqué a un stand con un letrero de “Se llenan botas” y ahí decidí llevar la experiencia a otro nivel. El gocho, muy simpático además, preparó la mejor y más bizarra mezcla de licores que he escuchado en mi vida, para llenar mi bota de 3 litros. Luego, me uní al resto del grupo (varios aplicaron la misma que yo) y entramos a este coliseo donde se hacen las corridas y buscamos lugar en donde sentarnos.

Comenzamos a beber y la lluvia se hizo presente. Pero nada iba a detenernos, así que cada quien logró taparse como podía; varias acudimos a la bolsa de basura negra; el mejor impermeable de todos. Para entrara en calor, caímos en el juguito y tradición de contar quien aguantaba más bebiendo de las botas a lo que un gocho se unos unió. Entre risas y burlas nos convertimos rápidamente en el alma de la corrida; cada vez que contábamos, gritábamos o hacíamos comentarios, todos a nuestro alrededor se enfocaban en nosotros. Así dimos comienzo a la corrida con todo un espectáculo previo, que incluía a las “reinas” de la feria; con unas concursantes que despertaron más risas que morbo alguno.

El primer torero era el venezolano, y fue una toreada sencilla y fácil; por eso le dieron una oreja (todos estos términos los sé gracias al gocho que teníamos al lado que nos iba explicando cada cosa). A comienzos de la segunda toreada, oímos a lo lejos un “y va a caer… y va a caer… este gobierno va a caer”. Por supuesto volteamos a ver, y Leopoldo López había entrado al recinto, por la misma puerta que nosotros. Al ver esto, el alcohol empezó a funcionar en todos nosotros y comenzamos a gritar y cantar como unos desquiciados. Nuestras canciones contra el gobierno, a favor de Leopoldo e incluso un curioso juego de palabras mezclando el cantico de los Leones del Caracas con la presencia de Leopoldo, se adueñaron del espectáculo. A todas estas, mientras Leopoldo se acercaba junto a su esposa, a un ritmo muy lento por la inmensa cantidad de personas queriendo fotografiarse con ellos, nosotros pedíamos que se acercara para tomarse una foto grupal. El jefe de relaciones públicas o quizás el guarda espaldas se nos acerca y nos pregunta si podíamos hacerle un espacio a Leopoldo; nosotros pensamos que era para la foto. La verdad era para sentarse él. Si, Leopoldo López nos jaló para sentarse con nosotros y disfrutar de verdad de la corrida.

Le ofrecimos la a Leopoldo que bebiera de la bota; a lo cual obvio se rehusó. Pudimos ver una magnifica toreada del venezolano que le dieron las 2 orejas y el rabo (eso es bastante bueno; quizás lo segundo mejor en el mundo de las toreadas). Leopoldo, después de varias toreadas, se despidió y retiro. Cabe acotar que en prácticamente todas las fotos de su presencia en la corrida, salimos nosotros. Yo, por supuesto, estaba rascado. Entre todos, era quizás el tercero más ebrio (detrás de Sanmar y Luijo). Quiero dejar bien claro que soy el mejor ebrio del mundo, no sólo me cuido a mí mismo, sino que cuido a los demás ebrios también. Me encargue, junto a Alf, de llevar a Luijo al carro, que prácticamente no podía caminar. Mientras tanto Sanmar vomitaba por ahí. Antes de irnos, yo necesitaba rellenar a mi bota; así que fui con mi gochito y lo hice; regresando a tiempo para devolvernos a la casa. Por mucho que queríamos quedarnos en la rumba pos corrida, era imposible. No podíamos llegar tarde a la casa; porque teníamos que pasar por el barrio y era notablemente peligroso. Este hecho afectó el viaje entero; ya que muchos de nuestros planes involucraban rumbas nocturnas.

Fuimos a la casa, el camino fue una de las situaciones más cómicas y chistosas, en nuestro carro estaba Luijo cantando “Una Vaina loca” mientras que por radio oíamos, desde el carro de Alf, a Sanmar llorar por la chama con la que anda cuadrando; cabe acotar que la chama estaba al lado de él. Al llegar, Sanmar se bajó descalzo y se cortó; por suerte había 4 médicos con nosotros así que eso no fue problema. Yo lo vi que estaba mojado y se iba a enfermar; así que lo mandé a que se bañara y cambiara; además de buscarle las choclas para que no volviera a cortarse. Después de todos bañarnos y seguir bebiendo un poco; jugamos dominó y nos acostamos. Fue en general un excelente día; el mejor del viaje.



Carnavales en Mérida 2011 – Día 2. La botella… ¿amiga o enemiga?



A las 8 de la mañana ya había ruido en la casa; muchos sólo teníamos un par de horas de sueño. Una figura extraña estaba en la casa, un señor mayor; con el sueño nadie entendía, así que debimos despertar a Mingo (uno de los que había llegado en avión) para rectificar si ése era el viejo gocho (Chicho estaba algo muerto como para reaccionar). Nadie entendía qué había ahí; aparentemente arreglando unos problemas que le habíamos establecido la noche anterior; el agua caliente, no teníamos llaves de todas las puertas, las chiripas, etc. Que para nada, porque no solucionó ninguno de esos problemas. Ya casi todos despiertos, estábamos como mongólicos esperando a que el desayuno llegara a nosotros por arte de magia. En esa espera estuvimos varios minutos, hasta que Adri, Jimena, Amalia y Luijo se encargaron de hacer las arepas. Desayunamos nuestras arepitas con Cheese Whiz y Diablito. El genio de Chicho no sabe hacer mercado y no compró nada más.

Los encargados del mercado eran Chicho y Romina (su novia del momento), ellos cortaron y se nota que quien estaba clara de todo lo que el mercado significada era Romina, quien, por supuesto, no fue. Entonces Chicho hizo el peor mercado en la historia. Compró pato para los baños (que nunca se usaron), compró como 40 litros en Soda y agua quina (la curda era RON) y no compró ni pan blanco, ni pan de perros (una de las comida era perros) ni pan de hamburguesa (la otra comida era hamburguesa), ni queso, ni jamón, ni cubiertos plásticos, ni suficientes vasos, ni AGUA, sólo compro como 10 litros para 26 personas, entre otras infinitas cosas que no compró. Una locura total y eso llevó a conflictos.


Después de horas para que todos estemos listos (claro, sólo funcionaban 2 baños para bañarse) seguimos el plan original hecho en Caracas de ir a comprar las entradas a la corrida del día siguiente. Bajamos al pueblo, nos familiarizamos con los mejores caminos para accesar a la casa sin tener que dar vueltas por el barrio y todo iba viento en popa. Nos organizamos a la perfección, llegamos a la Plaza de Toros y logramos rápidamente comprar las entradas. Todo parecía que la indecisión y los conflictos se habían quedado en el día anterior; el viaje iba a mejorar. Pues no. El plan, luego de la compra de las entrada era el de ir a un parque; bien sea los Aleros o La Venezuela de Antier. Pio tenía otra idea. Él quería ir al Lago Mucubají. Estábamos en pleno centro de Mérida y él quería manejar 2 horas y media en le Páramo para llegar al Lago. Varias personas estaban en contra y a otras no les importaba; comenzamos a beber (aquí compré mi Bota) y nadie sabe por qué, terminamos yendo al lago Mucubají.


Camino al Lago, estábamos todos, menos Pio, muy conscientes de que el carro de Carlos ya había fallado al venir, y estábamos pendientes. Todos discutiendo por pin, nos dimos cuenta que prácticamente nadie quería ir al Lago, al menos en ese momento. Llegamos al Lago y lo primero que vemos es un letrero gigante que dice “Prohibido Ingerir Bebidas Alcohólicas”; todo el mundo bajó su bota. Todo el mundo esperando a ver qué hacer. Vimos el lago y todo bonito pero hasta ahí, no pensábamos que habíamos recorrido 2 horas y media de cartera para sólo eso. Nos dicen que arriba hay un mini Lago, la Laguna Negra como le dicen; y decidimos encaminarnos. Yo estaba que me desmayaba del frio. Eso es en pleno Páramo, y yo no había llevado suéter (porque para mí íbamos al parque donde no hace frio). Después de una caminada larga y empinada llegamos a un punto de casi escalada y varios nos rehusamos a subir; incluidos Pio (el del plan en primera instancia), Chicho (que ya ahí estaba en el dolor de la ebriedad (y manejaba), entre otros. Ahí echamos broma y esperamos a los otros a que bajaran. Que no fue tanto tiempo porque….estaba cerrado y no se podía subir.


Ya hartos de que Pio nos este obligando a hacer cosas que no queríamos, propusimos nuestro plan. Queríamos ir a comer. SI vas a un sitio es primordial conocer su cultura, y de qué mejor manera que comiendo sus platos típicos; así que queríamos trucha. Pio ahí mismo dijo que íbamos a ir al Pico “El Ángel” que estaba a unos 30 o 40 Km más lejos. Nosotros vimos la temperatura y el clima (estaba lloviznando) y simplemente le dijimos que no; y ofrecimos a quien se quisiera venir que lo podía hacer. La excusa de Pio y varios del otro grupo es que “no querían seguir gastando en comida”; cosa ilógica porque, al menos para mí, uno de los gastos principales en un viaje es la comida típica; y mas estando n Mérida, siendo la comida andina de las más famosas del país.. Ahí nos separamos y dejamos a un lado la tiranía de Pio.


Nosotros bajamos y nos paramos en un restaurante que se veía bastante bueno. Allí todo fue en orden; sin ponernos de acuerdo y sin discutir, mágicamente salió una orden perfecta y completamente clara para que el mesonero la procesara; éramos 11. Cada quien pidió su plato, la mayoría comió trucha por supuesto. La mía era gratinada con puré de papa; sencillamente otro nivel; muy sabrosa. En todo el tiempo que estuvimos en el restaurante no hubo ni una discusión, ni una pelea, puras risas y alegrías. Los que estábamos ahí todos pensábamos muy parecido; ése fue el nacimiento del Team Trucha, que los conformaron los carros de Alfredo y Daniel.
Después de comer decidimos dirigimos hacia la casa, les dimos tiempo a los demás para que bajar de su pico y comenzamos a bajar, contando chistes y adivinanzas por el radio. Un rato muy agradable la verdad; luego, entramos en frecuencia con los demás y comenzamos a discutir nuevamente por la compra de hielo (y agua por supuesto). Después de esas discusiones decidimos ir nosotros y eso; también para darles tiempo a ellos que lleguen, porque ellos tenían las llaves. Bueno de todas maneras llegamos primero u tuvimos que esperar (afuera de la casa, en el barrio y a oscuras) a que ellos llegaran.


Todos dentro la casa, comenzamos a beber, y el toro grupo comió; Diego colocó la música. Al rato me puse a jugar dominó con Daniel, Adri y Luijo. Cuando oímos un golpe seguido por un sonido de vidrio rompiéndose. Rápidamente nos levantamos y fuimos a ver qué había pasado. Llegamos a la sala de estar de la casa y vemos un poco de vidrios rotos y a Minimi algo perturbado; él había presenciado lo ocurrido. Le preguntamos que qué había pasado y nos respondió que alguien había lanzado la botella desde la calle hacia la casa; había rebotado en un capo de uno de los carros y entró a la casa para romperse.


Inmediatamente el caos nuevamente reinó en casi todas las personas de la casa. Cómo es posible que hayan lanzado una botella (que además estaba lavada; era de ron superior). Muchos tomaron la actitud de que se estaba exagerando, entre ellos Pio, diciendo que seguro había sido porque les pusimos la música muy duro y les molestaba. Ahí vino mi respuesta de que; no es que haya sido por la música, es que estamos metidos en un sitio donde la gente lanza botellas a las casas, sin importarle quien esté o a quien le peguen, porque algo les moleste. Nuevamente conflictos con todos; mucha gente alterada y muchos algo prendidos. La gente estaba inquieta, y muchos querían irse lo antes posible. Chicho salió con Carlos a un Módulo de policía para que estuviesen pendientes y dieran una vuelta; en el modulo no habían policías. Se aseguraron muchas de las puertas; pero nos dimos cuenta que lo sencillo que era entrar a la casa sin llaves; así que generamos ciertos planes de seguridad.


Después de largas discusiones por el problema de la botella; decidimos tratar de relajarnos por esa noche; porque de todas todas, íbamos a dormir ahí. Unas partidas de dominó y unos tragos y estaba listo para dormir como un bebé. Por supuesto, nadie había dormido en mucho tiempo, así que el cansancio y el estrés había destruido los ánimos; muchos fueron a dormirse temprano. Chicho después de varios tragos nota esto, y le parece molesto. Él estaba realmente ebrio, y decidió que nadie iba a dormir. Chicho ha sido la única persona que lo he visto literalmente engrapar peas, y que además haya pasado por todos los tipos de ebriedad en una sola. Se puso Impertinente, se puso agresivo y comenzó a lanzar las mesas al piso y a gritar, se puso estúpido y prendió la música a todos volumen (tipo para que nos lanzaran otra botella), se puso a llorar porque después de varios regaños sintió que había arruinado el viaje a todos, se puso contestón y comenzó a insultar hasta a las mujeres, se puso nudista y empezó a quitarse la ropa y andar por ahí, etc. Fue realmente una labor dura contenerlo; se vino acostando a las 4:30 o 5 a.m. allí fue cuando todos pudimos pegar las cabezas a las almohadas y descansar.

Carnavales en Mérida 2011 –Día 1. La Ida



Los carnavales son una tradición. Ellos se definen histórica y literalmente como “locura y fiestas”. La Biblia habla de el periodo de adviento, esos 40 días que pasó el Cristo, antes de pasar por su muerte, en el desierto; 40 días de sacrificio. La religión cristiana celebra estos 40 días previos a la Semana Santa de la misma manera, como un periodo de sacrificio que comienza con el miércoles de ceniza. Entonces, para sobrevivir este periodo de sacrificio, la gente crea el “carnaval”. Es una despedida al pecado, a la fiesta, al alcohol y a la comida. El carnaval es igual a decir: vuélvete loco y demente que no lo podrás hacer por un buen tiempo. Ya en tiempos modernos y específicamente en caso propio, los carnavales de este año iban a significar una cosa…locura. Los pasé en la tan popular “Feria del Sol” en Mérida. Una feria con corridas de toros, rumbas, alcohol y simplemente….desnalgue. Lástima que no todo fue como se planeó.

Salimos de Caracas la madrugada del viernes, exactamente a las 4 a.m., 4 camionetas y 2 carros. En total éramos 23 personas en esos vehículos; y 3 personas más se unos unirían en Mérida, ellos se trasportaron el avión. Todo empezó viento en popa; no había cola, y estábamos haciendo un tiempo decente. Queríamos ir más rápido pero una de las camionetas, la de Ramón, iba lento; debido a malas experiencias de su pasado; igual, habíamos pronosticado unas 10 horas de viaje y estaríamos a las 3 p.m. en nuestro destino. Una de las camionetas líderes era la de Pío. Él tomó el liderato del grupo, con bastantes bases y fundamentos debido a su experiencia en viajes terrestres por todo el país, sin que nadie se lo pidiera o preguntara. El decidió tomar la vía hacía Barquisimeto, y luego bajar (esto refleja alrededor de 90 Km más que son casi hora y media). Por radio le comunicamos que el GPS de los demás carros decían que ésa no era la mejor opción. Él no escuchó y nos metimos por donde él quiso.

Seguimos en marcha, por la vía más larga, y la gente decidía pararse cada 30 segundos, realmente insoportable, y nos estábamos atrasando demasiado. Que 23 personas se bajen de los carros son al menos 20 minutos para que todos vuelvan a montarse y retomar el camino. Cierta hostilidad estaba creciendo. Subiendo el Páramo, uno de los carros comienza a fallar, si...le dio mal de Páramo. El carro estaba ahogado por la altura y la falta de oxígeno. Eso atrasó (y hostilizó) aún más el viaje. Tuvimos que terminar de subirlo remolcado, lo cual es un peligro. Luego de recorrer todo esto, por fin estábamos en Mérida, ya sólo nos falta ubicar la casa que, según el viejo gocho que nos la alquiló, estaba a 300 metros de la antena. Al ir hacía la dicha antena, nos damos cuenta que estamos metidos en un barrio; tal cual Petare y ya era de noche. La tensión era infinita. Nadie hablaba…estábamos perdidos.

En eso, se oye a Pio decir “Aquí estamos”; todos con alegría volteamos a ver, y se oye…”dónde estamos”; a lo que Pio responde… ”En la Antena”. Pasamos unos 15 minutos en esos “300metros” y nada que encontrábamos la casa. Ya bajo hostilidad extrema y habiendo dado unas 5 vueltas en U en un barrio con 23 niñitos de mamá y papá en 6 carros, el pánico se empezó a apoderar de todos. Chicho llamaba varias veces al Gocho preguntándole y nada que nos podía decir; en eso vemos una Pick-up de la policía. Les pedimos direcciones y ellos nos dicen “sígannos”. Un respiro que duro micro segundos. El de atrás de la pick-up saca su escopeta y la carga… todos tragamos fuerte. Pocos metros adelante la policía se para y dice “es por ahí siempre recto” y se van. Chicho hace lo indicado y comienza a ir recto….a menos de 100 metros se detiene y dice: “Hay una T”. La posibilidad de seguir recto no existía. Crisis total, silencio rotundo, uno que otro “chiste” para tratar de apaciguar las aguas, incluyendo la palabras de aliento de Chicho de “Tranquilos, si están conmigo están con Dios”, pero sin éxito. Comenzamos a preguntar prácticamente a cada gocho que nos encontrábamos (Si, muy inteligente preguntarle a casi todo el barrio que dónde queda la casa donde 23 niñitos con plata de Caracas iban a quedarse). Al fin uno, con cara de estar claro y saber lo que decía (lo sé, eso viniendo de un gocho significa algo) nos dice que subamos y hace un gesto como de; eso está muy arriba.

Comenzamos a subir una montaña que era prácticamente monte y culebra, sin luces ni nada; en el trayecto nos separamos porque Chicho y Daniel (donde yo iba) íbamos a buscar la casa dándole chola, para que el carro de Carlos (el que fallaba) no subiera en vano. Subimos, subimos, subimos y sin éxito. Pero teníamos fe en que por ahí era. Entonces a lo lejos se oye un “aquí” y los 2 carros frenan repentinamente…habíamos llegado. Rápidamente los 3 que había ido en avión nos abren la reja del garaje y la cierran inmediatamente (claro, no es que sea la mejor zona) y se por los radios se empieza a oír el “la encontramos, suban suban”. A los minutos, vemos unos carros pasar y el mismo procedimiento, con un grito de “Aquí” los demás frenaron y lograron entrar. En eso, ya la gente un tanto relajada, comienzo a contar los carros y me doy cuenta que Alfredo no estaba; crisis de nuevo. Comienzan los gritos por radio sin respuesta, Ramón gritando que él no lo iba a dejar solo y que iba a salir a buscarlo, los teléfonos colapsados. Momento de suma crisis, hasta que escuchamos la voz de Gala (novia de Alfredo) diciendo que estaban bajando, que se habían pasado. El total de horas fue 16, desde Caracas a nuestro lugar de destino.

Alfredo llegó y todo estaba bien, la gente comenzó a desmontar las camionetas y la primera pelea salió a flote; la de los cuartos y las camas matrimoniales (eran principalmente parejas en el viaje). Se habían pre rifado los cuartos matrimoniales y al llegar allá todo fue caos; muchas de las parejas agarraron camas individuales que no les pertenecían; y simplemente la hostilidad reinaba. Después de unos minutos de peleas sin sentido, la gente se harta y comienza a dormir donde pueda; estábamos muy cansado para seguir discutiendo. En eso se oye unos gritos, todo fuimos a ver; el gocho había dejado unas ollas sucias en la cocina y… habían chiripas hasta decir basta. Nuevamente el caos reinó. La gente diciendo que no iban a quedarse ahí, que era peligroso, que habían chiripas, no había agua caliente (el calentador servía para solo la mitad de la casa, es decir 2 baños… para 26 personas). Todos buscando soluciones a punta de gritos y no se llegó a nada.

En eso se oye a Chicho decir “Ron ven a mí” y comenzó a beber junto a Diego y el Negro. Todos decidimos acompañarlos y relajarnos, ya mañana era otro día. Unas partidas de dominó y unos tragos después, la mayoría de las personas estaban cansadas y la decisión más sabía era la de irse a dormir. Chicho, Diego y el Negro, tenían, para ellos, mejores ideas. Ellos decidieron rascarse y evitar que la gente durmiera con sus gritos. Además de que algunos acudieron al desnudismo y se lanzaron a la piscina (sin calentador, en Mérida, en un sitio muy alto, a las 2 am); poco de caos y la gente molesta, algunos de nosotros decidimos ir a apaciguar las aguas y encontrar la manera de que se acostaran. El día había terminado, por fin…a dormir.