Tuesday, March 15, 2011

Carnavales en Mérida 2011 – Día 2. La botella… ¿amiga o enemiga?



A las 8 de la mañana ya había ruido en la casa; muchos sólo teníamos un par de horas de sueño. Una figura extraña estaba en la casa, un señor mayor; con el sueño nadie entendía, así que debimos despertar a Mingo (uno de los que había llegado en avión) para rectificar si ése era el viejo gocho (Chicho estaba algo muerto como para reaccionar). Nadie entendía qué había ahí; aparentemente arreglando unos problemas que le habíamos establecido la noche anterior; el agua caliente, no teníamos llaves de todas las puertas, las chiripas, etc. Que para nada, porque no solucionó ninguno de esos problemas. Ya casi todos despiertos, estábamos como mongólicos esperando a que el desayuno llegara a nosotros por arte de magia. En esa espera estuvimos varios minutos, hasta que Adri, Jimena, Amalia y Luijo se encargaron de hacer las arepas. Desayunamos nuestras arepitas con Cheese Whiz y Diablito. El genio de Chicho no sabe hacer mercado y no compró nada más.

Los encargados del mercado eran Chicho y Romina (su novia del momento), ellos cortaron y se nota que quien estaba clara de todo lo que el mercado significada era Romina, quien, por supuesto, no fue. Entonces Chicho hizo el peor mercado en la historia. Compró pato para los baños (que nunca se usaron), compró como 40 litros en Soda y agua quina (la curda era RON) y no compró ni pan blanco, ni pan de perros (una de las comida era perros) ni pan de hamburguesa (la otra comida era hamburguesa), ni queso, ni jamón, ni cubiertos plásticos, ni suficientes vasos, ni AGUA, sólo compro como 10 litros para 26 personas, entre otras infinitas cosas que no compró. Una locura total y eso llevó a conflictos.


Después de horas para que todos estemos listos (claro, sólo funcionaban 2 baños para bañarse) seguimos el plan original hecho en Caracas de ir a comprar las entradas a la corrida del día siguiente. Bajamos al pueblo, nos familiarizamos con los mejores caminos para accesar a la casa sin tener que dar vueltas por el barrio y todo iba viento en popa. Nos organizamos a la perfección, llegamos a la Plaza de Toros y logramos rápidamente comprar las entradas. Todo parecía que la indecisión y los conflictos se habían quedado en el día anterior; el viaje iba a mejorar. Pues no. El plan, luego de la compra de las entrada era el de ir a un parque; bien sea los Aleros o La Venezuela de Antier. Pio tenía otra idea. Él quería ir al Lago Mucubají. Estábamos en pleno centro de Mérida y él quería manejar 2 horas y media en le Páramo para llegar al Lago. Varias personas estaban en contra y a otras no les importaba; comenzamos a beber (aquí compré mi Bota) y nadie sabe por qué, terminamos yendo al lago Mucubají.


Camino al Lago, estábamos todos, menos Pio, muy conscientes de que el carro de Carlos ya había fallado al venir, y estábamos pendientes. Todos discutiendo por pin, nos dimos cuenta que prácticamente nadie quería ir al Lago, al menos en ese momento. Llegamos al Lago y lo primero que vemos es un letrero gigante que dice “Prohibido Ingerir Bebidas Alcohólicas”; todo el mundo bajó su bota. Todo el mundo esperando a ver qué hacer. Vimos el lago y todo bonito pero hasta ahí, no pensábamos que habíamos recorrido 2 horas y media de cartera para sólo eso. Nos dicen que arriba hay un mini Lago, la Laguna Negra como le dicen; y decidimos encaminarnos. Yo estaba que me desmayaba del frio. Eso es en pleno Páramo, y yo no había llevado suéter (porque para mí íbamos al parque donde no hace frio). Después de una caminada larga y empinada llegamos a un punto de casi escalada y varios nos rehusamos a subir; incluidos Pio (el del plan en primera instancia), Chicho (que ya ahí estaba en el dolor de la ebriedad (y manejaba), entre otros. Ahí echamos broma y esperamos a los otros a que bajaran. Que no fue tanto tiempo porque….estaba cerrado y no se podía subir.


Ya hartos de que Pio nos este obligando a hacer cosas que no queríamos, propusimos nuestro plan. Queríamos ir a comer. SI vas a un sitio es primordial conocer su cultura, y de qué mejor manera que comiendo sus platos típicos; así que queríamos trucha. Pio ahí mismo dijo que íbamos a ir al Pico “El Ángel” que estaba a unos 30 o 40 Km más lejos. Nosotros vimos la temperatura y el clima (estaba lloviznando) y simplemente le dijimos que no; y ofrecimos a quien se quisiera venir que lo podía hacer. La excusa de Pio y varios del otro grupo es que “no querían seguir gastando en comida”; cosa ilógica porque, al menos para mí, uno de los gastos principales en un viaje es la comida típica; y mas estando n Mérida, siendo la comida andina de las más famosas del país.. Ahí nos separamos y dejamos a un lado la tiranía de Pio.


Nosotros bajamos y nos paramos en un restaurante que se veía bastante bueno. Allí todo fue en orden; sin ponernos de acuerdo y sin discutir, mágicamente salió una orden perfecta y completamente clara para que el mesonero la procesara; éramos 11. Cada quien pidió su plato, la mayoría comió trucha por supuesto. La mía era gratinada con puré de papa; sencillamente otro nivel; muy sabrosa. En todo el tiempo que estuvimos en el restaurante no hubo ni una discusión, ni una pelea, puras risas y alegrías. Los que estábamos ahí todos pensábamos muy parecido; ése fue el nacimiento del Team Trucha, que los conformaron los carros de Alfredo y Daniel.
Después de comer decidimos dirigimos hacia la casa, les dimos tiempo a los demás para que bajar de su pico y comenzamos a bajar, contando chistes y adivinanzas por el radio. Un rato muy agradable la verdad; luego, entramos en frecuencia con los demás y comenzamos a discutir nuevamente por la compra de hielo (y agua por supuesto). Después de esas discusiones decidimos ir nosotros y eso; también para darles tiempo a ellos que lleguen, porque ellos tenían las llaves. Bueno de todas maneras llegamos primero u tuvimos que esperar (afuera de la casa, en el barrio y a oscuras) a que ellos llegaran.


Todos dentro la casa, comenzamos a beber, y el toro grupo comió; Diego colocó la música. Al rato me puse a jugar dominó con Daniel, Adri y Luijo. Cuando oímos un golpe seguido por un sonido de vidrio rompiéndose. Rápidamente nos levantamos y fuimos a ver qué había pasado. Llegamos a la sala de estar de la casa y vemos un poco de vidrios rotos y a Minimi algo perturbado; él había presenciado lo ocurrido. Le preguntamos que qué había pasado y nos respondió que alguien había lanzado la botella desde la calle hacia la casa; había rebotado en un capo de uno de los carros y entró a la casa para romperse.


Inmediatamente el caos nuevamente reinó en casi todas las personas de la casa. Cómo es posible que hayan lanzado una botella (que además estaba lavada; era de ron superior). Muchos tomaron la actitud de que se estaba exagerando, entre ellos Pio, diciendo que seguro había sido porque les pusimos la música muy duro y les molestaba. Ahí vino mi respuesta de que; no es que haya sido por la música, es que estamos metidos en un sitio donde la gente lanza botellas a las casas, sin importarle quien esté o a quien le peguen, porque algo les moleste. Nuevamente conflictos con todos; mucha gente alterada y muchos algo prendidos. La gente estaba inquieta, y muchos querían irse lo antes posible. Chicho salió con Carlos a un Módulo de policía para que estuviesen pendientes y dieran una vuelta; en el modulo no habían policías. Se aseguraron muchas de las puertas; pero nos dimos cuenta que lo sencillo que era entrar a la casa sin llaves; así que generamos ciertos planes de seguridad.


Después de largas discusiones por el problema de la botella; decidimos tratar de relajarnos por esa noche; porque de todas todas, íbamos a dormir ahí. Unas partidas de dominó y unos tragos y estaba listo para dormir como un bebé. Por supuesto, nadie había dormido en mucho tiempo, así que el cansancio y el estrés había destruido los ánimos; muchos fueron a dormirse temprano. Chicho después de varios tragos nota esto, y le parece molesto. Él estaba realmente ebrio, y decidió que nadie iba a dormir. Chicho ha sido la única persona que lo he visto literalmente engrapar peas, y que además haya pasado por todos los tipos de ebriedad en una sola. Se puso Impertinente, se puso agresivo y comenzó a lanzar las mesas al piso y a gritar, se puso estúpido y prendió la música a todos volumen (tipo para que nos lanzaran otra botella), se puso a llorar porque después de varios regaños sintió que había arruinado el viaje a todos, se puso contestón y comenzó a insultar hasta a las mujeres, se puso nudista y empezó a quitarse la ropa y andar por ahí, etc. Fue realmente una labor dura contenerlo; se vino acostando a las 4:30 o 5 a.m. allí fue cuando todos pudimos pegar las cabezas a las almohadas y descansar.

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