Las mujeres son famosas por sus chismes con sus peluqueras; ellas pueden pasar horas y horas ahí metidas. La mujer que les corta el pelo y/o les hace las uñas son sus mayores confidentes. Eso es algo que a muchos hombres les cuesta entender. Pero les cuesta entender porque la mayoría de esos hombres se corta el pelo en peluquerías; donde un hombre... poco masculino (por decirlo de una forma) les dicen "ay gordo, que corte quieres amor?" y la respuesta inmediata de "el clasico" para hacer entender que el cliente no tiene las mismas inclinaciones sexuales.
Hay otra rama de hombres, en las cuales me inlcuyo, que siguen las viejas tendencias; las de ir, no a una peluquería sino a una BARBERÍA. Puros machos, hablando de lo que los hombres hablamos: deportes, política y culos. El barbero no es que es tu confidente, pero si tu jodedor; yo incluso en festividades me he caido a palos con él. Es la versión masculina y heterosexual de esa peluquera. Las paredes en las barberías no hay modelos, ni arte, hay culos.
Mi barbero, es el barbero de mi papá. Mi padre tiene más de 20 años cortándose el cabello con él; yo, debo tener 11 o 12 años. Hoy ese tiempo de conocernos, de jodedera, se vio reflejado. Después de irme perdiendo gran parte del partido España vs. Portugal del Mundial Sudáfrica 2010, entré por desespero a la barbería (sin intención de cortarme el cabello). Pude ver clandestinamente el partido, con un wiskisito en mano; gracias a Henry, el legendario barbero.
Después Jaime (compañero de Henry) me convenció de que necesitaba un corte; porque el cabello staba débil y feo. Yo accedí; no sólo por las palabras de Jaime, sino porque ya estaba algo aburrido y fastidiado del pelo largo. Aquí la foto del antes(fue hace meses, estaba más largo) y después.
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