Monday, July 19, 2010

Bailar

Creo que mi vida ha cambiado gracias al baile. Es difícil encontrar a un hombre heterosexual que diga eso. Obviamente no hablo de ballet ni nada de eso. Yo hablo de Merengue y sobretodo la Salsa. Cuando era más chico, sobretodo en el colegio, encontraba que para des estresarme y relajarme me servía el baloncesto. De ahí mi amor por practicar ese deporte; siempre estuvo ahí para mí.

Últimamente, aunque nunca lo dejaré, estuvo fallándome un poco. Además de que me di cuenta de que mi rendimiento se ve afectado por mis emociones. Si ando preocupado, triste, molesto, mis habilidades son las mismas que las de un niño de 10 años. Hace 3 años sufrí una lesión terrible, un esguince de tercer grado en el tobillo derecho y de segundo en el izquierdo, jamás fui el mismo. Después de eso, no m cuidé como debí, y vinieron muchos esguinces, uno tras otro; de esta manera, terminé destrizándome los tobillos. Todo esto modificó mi forma de jugar. No puedo ser igual de agresivo, no puedo atacar el aro; debo conformarme con un tiro de media y larga distancia.; el cual normalmente encesto con buen porcentaje; pero bastante que mis emociones interfieran para que eso deje de pasar. Pierdo balones innecesariamente, erró pases fáciles, etc. cosa que en vez de relajarme, me frustra más.

Para mí el bailar merengue es lo máximo. Una rumba sin merengue es una rumba en la que me voy temprano. Una rumba que no tripeo lo mismo. A mí no me gusta perrear, no me gusta el techno. Lo tolero y puedo bailarlo con un grupo de panas y tripear, joder, y disfrutar. Pero una vez que ponen merengue, la pista es mía. Puede que baile malísimo (aunque hace años que no me lo dicen) pero es el mejor momento para mí. Es el momento en que libero endorfinas; es incluso mi carta de presentación en una fiesta. Normalmente para todo hombre, necesitan del reggaetón para “bailar”; necesitan el perreo para mostrarle a la mujer que él puede bailar. En nuestra generación muy pocos bailan bien, y se gozan el merengue. Yo soy de esos pocos; lo cual no sé qué tan bueno sea. Las mujeres de hoy en día también prefieren un perreo.

Desde hace años yo quería aprender a bailar salsa. Estaba empeñado y en febrero-marzo logré inscribirme en clases de salsa casino. Al comienzo estaba como asustado porque yo no bailaba NADA de salsa. Justamente la primera clase que tuvimos, estaba el grupo Amateur de la academia practicando una rutina para una competencia; logré verlos y me enamoré. Me dije a mí mismo “tienes que hacer eso”. Fue mi meta. Hoy por hoy, no estoy ni cerca de bailar como aquel grupo; yo ando en casino 2 casi 3 (son 6 niveles). Sin embargo, ya bailo más o menos bien; me encanta. El casino es el Dirty dancing, es el verdadero perreo. No se vieron la película de Dirty Dancing, en el bar que el tipo baila con 500 tipas y casi que se las viola (de un modo decente), eso es Casino. Es el baile sucio de la salsa. La combinación del reggeaton con la salsa. AMO EL CASINO

El sábado después de la clase, el profesor (que es un chamo también) nos dice: “En Seibar (csi) hacen un duelo de dj’s casineros y hoy uno de ellos es de la academia; deberían ir”. De mi grupo yo sabía que nadie iba a ir. Aunque ellos son muy chéveres, no son tan extravertidos como yo. Además yo cuento con una ventaja, una de mis mejores amigas baila para el Grupo Novel de la academia. En fin, fui con un pavor extremo. Primero en las clases de casino se baila en “Rueda”, lo cual son varias parejas y todos bailan con todos (hay un “moderador” que canta las vueltas), eso no aplica mucho en locales; porque la música no te deja oír al moderador. Entonces en el local se iba a bailar lo que llaman “social”. Que es pareja normal pero en casino. Yo jamás había bailado así. En fin, fui, bailé y tripeé como no había tripeado en muchísimo tiempo. El grupo de la academia es demasiado bueno (soy de los menores pero igual me han acogido bastante bien), e hice el ridículo en la pista (obviamente el poco de pros a mi alrededor); pero hay algo que me dijeron que me animó. “así es que se aprende a bailar de verdad, viniendo a locales así, bailando sin importar nada”. Eso hice y fue demasiado bueno.

No es que haya sustituido el Baloncesto con el Baile; sigo y seguiré haciendo basket hasta que pueda. Ando en el equipo de ex alumnos del colegio y entrenamos 8 veces al mes. Pero lo que me está dando el baile es algo increíble. Me da vitalidad, confianza, distracción y por unas horas… tranquilidad.

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