Toda situación, todo acto y toda palabra que digamos tienen una consecuencia; así sea la más mínima. Esa consecuencia puede ser contra ti mismo, o a otra persona. Es por eso, que desde pequeños aprendemos cómo nuestros actos reaccionan sobre los demás. Desde pequeños nuestros padres continuamente nos dicen, “no hagas eso”, “te vas a pegar”, “no lo hagas, porque le va a doler”, “si lo rompes mengano va a estar muy triste”; entre infinitos sermones y regaños. Lo más importante de cada movimiento o palabra son sus consecuencias; por eso el pensar lo que hagamos es esencial. En la toma de decisión tener todas las opciones es básico. Pero muchas veces nos olvidamos de la que, en muchos casos, es la mejor opción: el no hacer nada.
En muchos casos es mejor no ver nada, no oír nada y muy importante no decir nada. Las consecuencias de hacer cualquiera de esas cosas son inmensas; de ahí el coloquial término de “hacernos los locos”. Muchas personas olvidan eso, e incluso maquiavélicamente buscan el hablar para retorcer eventos a su manera. En otros casos, intentamos ayudar a una persona y terminamos hundiéndola más. E incluso, queremos nosotros mejorar una situación para nosotros mismo, y terminamos peor; simplemente porque pensamos que necesitamos hacer algo. Olvidamos que el no hacer nada siempre es una opción; y muy válida.
Para el bienestar de los demás y nuestro muchas veces tenemos que hacernos los ciegos, sordos o mudos; y muchas veces simultáneamente. El mejor ejemplo, es un tipo de amor. El que es ciego, sordo y mudo; y no hay peor amor que ese. Por ese amor, no vemos la realidad, no oímos a las amistades y no decimos lo q sentimos. Sin embargo lo hacemos, por el bien de la relación. También hay amistades que son así, y muchas de esas son las duraderas y reales; son las que no ven defectos, no oímos a nadie más que a ellos, y no decimos nada a sus espaldas. Todo depende del punto en que lo ves. La realidad es que todos en algún momentos hemos sido ciegos, sordos o mudos por nuestro bienestar o el bienestar de un ser querido.
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